martes, 2 de junio de 2009

JULIO DE LA ROSA; AMIGO ESPECIAL


En el Valledupar de mis amores:


Alguna vez de mi vida lo vi llegar con las botas puestas; estábamos sentados, el difunto locutor Alfonso Gil Navarro y yo en una cafetería junto a la hoy desaparecida Ondas de Macondo cuando llegó Julio con una correa gruesa ceñida a la cintura, botas puntuadas y gafas oscuras, en la esquina habló un rato con “El Nene Arepa”, encargado de dirigir le emisora en esos tiempos tan buenos para la radio Cesarense y luego se marchó, me acordé de Aníbal Velásquez en su época de oro, entonces Gil Navarro me puso al tanto, pues yo hacía radio en otra parte en esos momentos y supe del barranquillero que estaba incursionando en la radio vallenata con una fuerza tremenda.
Hoy analizo al mes de Julio después de sus 31 días y entrando al octavo mes del año recuerdo cuando vi en el colegio la biografía de Julio Cesar, de quien se tomo el nombre por los romanos 44 años antes de nacer Jesús, para darle el nombre a tal mes del calendario hoy modernizado.
En cada madrugada es una costumbre escuchar en Valledupar, la voz apretada, crítica y franca de Julio de la Rosa. Yo le he dicho siempre “Pintita” como él se dirige a muchos; he tenido programas mañaneros paralelos con él sin que nunca hayamos entrado en competencia y lo he admirado mucho por la férrea condición de su personalidad, su condición de hombre despreocupado por los habituales atormentes que presenta la vida, lo buen amigo y su capacidad de adaptación a las circunstancias de la vida.
No se porqué razón sus padres lo llamaron Julio como cada séptimo mes del año, pero si creo que el primer apellido le llega de las rosáceas donde se dan las rosas fragantes y de corolas tupidas con tallos espinosos, donde hay hojas alternas, ásperas, pecioladas compuestas de números impares. La mayoría de ellas son terminales en solitarias o racimos con cáliz aovado o redondo, en fin una bella muestra de la naturaleza para que fuese tomado por los españoles para formar algún apellido que hoy con los antepuestos del castellano usa la familia de De la Rosa.
El Insignares debe venir de insignia; en fin, si no es así, ya acá lo adoptamos como tal, Julio de la Rosa e Indignares se convirtió en una insignia de la radio vallenata y eso es motivo de gran satisfacción para sus amigos, dentro de los cuales me cuento.
Buen lector de noticias, lo hizo y lo hace muchas veces, conocedor de salsas y rancheras; amante del folclor vallenato, político, discursero, le fascinan los boleros finos y de gusto exquisito para cualquier aire o ritmo que endulce el oído de buena manera, ha hecho escuela de locutores, de amigos y de buenas mujeres, amante del billar y noble con sus amistades; Julio es considerado desde hace rato como un vallenato más.
Pero lo mejor de él está en su condición de critico a lo mal hecho, al abuso y las malas costumbres, debió tener una formación rígida; ayer lo oí y está igual, un poco cansado guturalmente, pero conservando el timbre y la energía de los buenos locutores.
No le damos fama, solo hacemos un reconocimiento a éste gran valor de tantos años abriendo voz en nuestros radiorreceptores y dejándose ver poco en las horas tempraneras de cada día. Pongo de ejemplo a Julio ante los nuevos valores; él es un hombre sencillo y buen colega, responsable con su profesión y persistente en un estilo único que a muchos gusta. No se las da de saber más que nadie, pero si lo sabe hacer mejor que cualquiera.
Poca importancia la ha dado al dinero, pero si a sus amistades y a su profesión; me enorgullezco de estar en ese medio aunque la hostilidad y el celo estén presentes entre el colegaje, en él no es así y ello me llena de satisfacción.
Adelante Julio.
roridu@hotmail.com

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