sábado, 30 de mayo de 2009

Palomas mansas


Por. Rodrigo Rieder Durán


“EL HOMBRE DE LAS PALOMAS”


Hay una lección que diariamente recibimos los vallenatos; una lección de amor, de costumbre y de entendimiento simple que nos entrega el humano y el animal. Ayer cuando caminaba por la plaza Alfonso López un señor común y corriente montado en una motocicleta pequeña montó el bordillo de acceso al centrodel amplio lugar y con un pito de jeep de bastantes decibeles, pitó insistentemente; luego sobre el centro del lugar donde él se había estacionado, se arremolinó un grupo de palomas caseras que en círculos volaron por un rato hasta que después que le vieron sacar una manotada de alimento de la bolsa, bajaron a comer en un desordenado grupo.
Detenido y analizando alguien que no había sentido llegar a mi lado y que al parecer es residente cercano del lugar, comentó: “ya no las veremos neceando durante el resto del día”.
Supongo que otros habrás escrito sobre esta habitual buena costumbre del personaje que diariamente viene a alimentar las palomas de la plaza; pero pienso que la acción nos da para pensar y proyectar muchas cosas.



¿Cuantas acciones buenas hacemos nosotros cada mes, o cada semana o mejor, diariamente? Asisto a una iglesia donde se predica lo que Jesús vino a enseñarnos en su corta visita a la tierra y, ello me ha sensibilizado siempre. Una de esas cosas nos habla que debemos dar sin esperar recibir, así como el señor de las palomas y como Jesús nos los dijo y ejemplarizó; pero. ¿somos capaces de ello?
Dios nos ha puesto tareas difíciles y para cumplirlas debemos mantener el alma y espíritu dispuesto. A veces nos deja pensando una acción equivocada del sacerdote, pastor, diacono o ujier que está metido siempre en la Palabra de Dios y además la propaga; sobre todo cuando toma pasajes de Ella para acomodar situaciones a las cuales Él no se refería y que se relacionan con los comportamientos actuales del individuo frente a: perdón, diezmos, formas de entregar el amor, primicias, respeto por las creencias de los demás, siembras (que muchas veces tienen referencias distintas a las siembras monetarias a que ser refieren algunos), valoración y valoramiento de los pecados, pactos, limosnas e infinidades de cosas que se relacionan con el dar y no esperar recibir.
Jesús nos habló de poner la otra mejilla cuando se nos golpeara en una, nos dijo que si se nos pedía algo con que cubrir el cuerpo diéramos más de la capa y que al que nos pidiera, le entregáramos. Pero sigo sin entender como en muchos casos, algunos terrenales religiosos, nos piden que demos y ellos no dan teniendo mucho; cuando me refiero a mucho, no quiero referirme solo a lo material; hay para dar cosas buenas como: comprensión amor, tolerancia, silencio cuando se debe y palabras cuando se necesitan, perdón, sonrisas, abrazos, saludos, llamados e, infinidades de cosas buenas que no se compadecen con el odio, el chisme, las irreverencias, el orgullo, la envidia, la calumnia y muchas cosas más que son producto del envenenamiento que mantenemos en el alma y que al igual que el licor, el cigarrillo, el juego y otros vicios, nos hacen infelices.
Por ello me llegó tanto la conducta amorosa del hombre que diariamente llega a alimentar las palomas en la plaza Alfonso López, ese es un acto parecido al que Jesús nos ha enseñado y debe seguirse como ejemplo; por el desinterés de su protagonista en recibir retribución alguna de las aves y por muchas otras cosas más que se relacionan con el comportamiento del hombre moderno.
Hoy se piensa en dar para recibir; en el, si no me das nada te entrego, inclusive; en el amor, en la amistad, en la vecindad, en los grupos y las individualidades de todo tipo y genero, se demarca un egoísmo que nos hace ver como seres contaminados por la cosas que Jesús no nos enseñó.
Una vez acompañé como muchas veces, a una concentración donde se habló de la palabra de Dios y luego a la hora de comer, vi como los organizadores, conferencistas, directores y demás, no respetaron turnos para recibir el alimento y muchos captaron platos aduciendo familiaridad y preferencias que desencajaron con las cosas pregonadas en los temas tratados; me imaginé a Jesús allí haciendo cola humildemente, estando seguro que Él hubiese sido el último en recibir el plato y el primero en ceder puestos a los más hambriento. Miremos y leamos al libro de Corintios 13 desde el versículo 3 hasta el 8. ESE ES EL VERDADERO AMOR.

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