Por Rodrigo Rieder
He tratado de entender a las mujeres toda
una vida, pero me doy por vencido cuando recuerdo una frase que me dijo un
veterano (Laureano Collazos Sanín): “A las mujeres no trates de entenderlas,
a ellas solo hay que quererlas”.
Cuando noto que una mujer no se quiere a
sí misma, entonces trato de quererla yo.
A veces ellas se confunden y creyendo
quererse tratan de modificar sus cuerpos con operaciones quirúrgicas que luego
pasan a ser unas pesadillas durante el resto de sus vidas. Es que el cuerpo no
resiste a esa transformaciones y comienza a buscar alternativas que traen como
consecuencia incomodidades, dolores, tensión de músculos, deformación de células y miles de cosas más.
Tan hermosas como son las hembras al
natural, una mejilla tersa aun con arugas es deliciosa al contacto; una nalg flácida
y tibia no es desagradable acariciarla; también los flácidos brazos de un
cincuentona dan apretujones deliciosos y quien dijo que unos labios de mujer
madura no saben besar.
Ya han pasado algunos años desde cuando
los cirujanos plásticos desocupados de Colombia, que en su momento eran
millones; se reunieron por intermedio de su asociación rector y decidieron
reunir muchos millones de pesos para cancelas a las dos cadenas de televisión
privada que dominan al país para que comenzaran a hablar de las bondades de las
cirugías plásticas; hoy esas mujeres que fueron sus pacientes o clientes se
dieron cuenta de la realidad tras ver los resultados a tiempo más largo cuando
cada cuerpo intervenido, como el mar empieza a reclamar su espacio mutilado.
Hay que tener cuidado, porque esa misma
acción se dio para interpretar a los gordos y flacos (a), hoy para los de la televisión, solo las personas
delgadas son triunfadoras en el mundo, cuando eso no es verdad
Mujeres y, como he tratado de quererlas,
no las critico, pero si les hago ver las consecuencias de tratar de tal manera
al cuerpo que Dios les dio, y les digo:
Mujeres, no cercenen sus cuerpos, para que
usas el llamado botus o los polímeros en tu cara o tu boca; a esa boca enséñala
a besar delicioso y al cutis de tu cara guíalo para que disfrute caricias de
seres amados; el rostro bello de mujer se ve lindo cuando expresa sinceridad en
la emoción de una carcajada o de un orgasmo.
Mujeres, no modifiquen sus nalgas por
Dios, lo importante de ellas no es su dureza, más bien el movimiento nos causa
emoción a los hombres; pienso que las suaves caricias puestas allí para Ustedes
también son disfrutables.
Mujeres, para que operan su senos; cuídalos,
son una parte delicada de tu cuerpo, las puso Dios allí para amamantar, para
darte estética en la hermosura y para atraer a los hombres.
Mujeres,
para que llenan de cicatrices el órgano más grande que tienen, su piel.
Ella se va a volver insensible como resultado de la autodefensa corporal; así
quedarás insensible al tacto, desagradable a la vista del destape y áspera a
los roces románticos.
Mujeres, lo más importante en Ustedes es cuando están
firmes en el amor, en la actitud para amar, si; para dar amor a sus hombres, a los hijos y a la familia. Debes aceptarte como
eres, como Dios te hizo: bella, Ustedes por naturaleza todas son hermosas.